22.1.09

OBAMA, AÑO CERO

Sin lugar a dudas, la llegada de Barack H. Obama a la Presidencia de los Estados Unidos de América ha sido unos de los acontecimientos político-mediáticos más importantes desde hace muchos años. Desde el fallecimiento del Papa Juan Pablo II ninguna figura política había suscitado en la opinión pública mundial una aceptación tan unánime y generalizada.
La elección del primer Presidente negro (lo de afroamericano me parece un esnobismo de lo políticamente correcto) en la historia de los Estados Unidos, se ha convertido en sí mismo en un acontecimiento que cierra una larga etapa de segregación racial en el país de las libertades que se denomina a sí mismo como el país de las oportunidades.
La figura de Barack Obama llega a la cúspide del poder mundial bendecida por todos los sectores sociales, religiosos, políticos, económicos, culturales y raciales, ante la necesidad de poder contar en esta época de crisis económica y de credibilidad del sistema político en el que vivimos, de un líder en el que poder confiar y que ante la zozobra económica e institucional en la que nos encontramos inmersos, tenga la claridad de ideas y la capacidad de liderazgo que esta difícil situación necesita.
Parece ser que con Barack Obama ganamos todos. Con su elección se pretende poner orden en un mundo que desde la hecatombe del ataque terrorista de las Torres Gemelas no ha hecho nada más que ir hacia el abismo. Una reconstrucción hecha sobre las cenizas de una civilización que había dejado de ser aquella en la que todos aspirábamos conservara nuestro modelo tradicional de sociedad y nuestra cultural, y que había caído en una falta de referentes morales y de valores tremendamente peligrosos.
Los discursos del nuevo Presidente norteamericamo está lleno de referentes a la recuperación de los valores tradicionales de nuestra civilización, la norteamericana y la del resto de occidente. Frente a la Alianza de Civilizaciones, Obama propone la convivencia pacífica de las distintas civilizaciones, bajo el principio del respeto mútuo, sin la necesidad de imponer a nadie ni su modelo de sociedad, ni sus creencias religiosas. Esperemos que triunfe en sus nobles objetivos. Creo que se lo merece, y también el mundo lo necesita encarecidamente.

1 comentario:

Benaventista dijo...

Alday que no te timen con Obama que es un pogre piquito de oro, un producto de marketing que no dice nada más que frases vacías.Prefiero a mi Leocadia mil veces, aunque suene exagerado.