El pasado fin de semana, la trimilenaria ciudad de Cádiz acogió la XXIIº Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno dando así un brillante colofón a lo que ha sido un año repleto de reuniones, congresos, exposiciones y celebraciones de un altísimo nivel con motivo del Bicentenario de la Constitución liberal de 1812 y de la Capitalidad Cultural Iberoamericana.
Una ciudad como la gaditana, con todas sus limitaciones geográficas y sufriendo una desfavorable coyuntura económica ha sido capaz de organizar de forma ejemplar una cumbre internacional de este nivel en el que la seguridad de la veintena de mandatarios asistentes no puede soslayar los importantes asuntos tratados, los contactos bilaterales, los acuerdos económicos alcanzados y sobre todo la "Declaración de Cádiz" que va a ser el documento de trabajo de los países del continente americano, de los países pertenecientes a la Unión Europea y los nuevos miembros observadores durante el próximo año.
Cádiz y los gaditanos han estado a la altura de un gran acontecimiento internacional de gran nivel. La imagen que se han llevado nuestros invitados ha sido de una ciudad con tres mil años de historia pero preparada para un brillante futuro.
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