
Los poco más de 6.000 euros son calderilla para la economía de Barroso. Ésta hace permanente ostentación de disfrutar en la cava situada en su domicilio particular de puros habanos por valor superior a la cantidad reclamada por el juez Vázquez Honrubia.
Al ser condenado ya en firme, Barroso tendrá que tener cuidado con su facilidad para la descalificación personal y la injuria de sus adversarios políticos. Igualmente, el chollo de insultar a la Monarquía se la ha terminado y puede que si reincide en sus descalificaciones, la siguiente condena puede conllevar la inhabilitación para el desempeño de cargo público, lo que supondría su condena más dolorosa ya que José Antonio Barroso necesita de la poltrona municipal para mantener cierta notoriedad pública que logra gracias al insulto y a montar espectáculos vergonzosos como el protagonizado en el día de ayer en la Audiencia Nacional.