Pese a que ya han tenido la oportunidad de conocerse personalmente en varios encuentros multilaterales, el último en Chicago durante la cumbre de la OTAN, parece ser que será durante el próximo verano y en Washington cuando se produzca la primera reunión bilateral entre los mandatarios norteamericano y español. Si todo transcurre con normalidad y las cuestiones económicas le dan un respiro, Mariano Rajoy está dispuesto a consolidar la tradicional alianza que ha unido a ambos países. El vínculo atlántico es para España un plus frente al resto de países europeos y dentro del impulso que desde el Ejecutivo se le quiere dar a la marca España, pasa por una alianza estratégica con los Estados Unidos.
El interés es mutuo, ya que Obama ve en España un aliado militar fiable y socio en su despliegue estratégico en el Mediterráneo con el despliegue del escudo antimisiles de la Base de Rota. Igualmente el inquilino de la Casa Blanca se encuentra en una difícil campaña para la reelección que se dilucidará en noviembre y sus asesores le han aconsejado una agenda donde el voto hispano, o latino como les gusta llamar, puede ser decisivo ante una situación económica desfavorable y que puede ser utilizada por su contrincante republicano ante su propio electorado bastante desmotivado.
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