
La revolución cubana surgió como una esperanza democratizadora frente a las dictaduras militares en Hispanoamérica. Pero pronto el mundo se dió cuenta que Fidel Castro no pretendía imponer un sistema Democrático en Cuba, sino que su finalidad última era sustituir al dictador Fulgencio Batista. En un principio se ofrecería al gobierno Norteamericano, pero cuando éstos no cedieron a sus pretensiones, no tuvo el menor reparo de arrojarse en manos de lo peor de la Unión Soviética.
En plena Guerra Fría entre los dos bloques, puso en grave riesgo no sólo a su pueblo, sino también al resto de la humanidad en uno de los momentos más tensos en los enfrentamientos entre norteamericanos y soviéticos en el famoso conflicto de los misiles rusos de Cuba. Nunca el mundo estuvo tan cerca de un conflicto nuclear desde la utilización de las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki. Tras abrazar al comunismo más ortodoxo y sanguinario y la contribución que realizó a la internacionalización de conflictos en Centro América y sobre todo en África, provocó un masivo éxodo de su población hacia el exilio. Desde entonces, y sobre todo desde la caída del Muro de Berlín y la desaparición del bloque soviético, la izquierda ha usaso y manipulado la imagen de la dictadura castrista envolviéndola en una legitimidad y dignidad que no se compadece con la realidad que viven los propios cubanos.